martes, 10 de noviembre de 2009

¿Universidad Publica descansa en paz?



Al margen

Publicado: 11/6/2009 8:28:59 AM Por: Carlos A. Sourdis Pinedo
Universidad Pública Colombiana, QEPD


"¿Qué es peor, la ignorancia o la indiferencia? Ni lo sé, ni me importa" - (Anónimo)



Mientras por un lado el gobierno racanea el ya raquítico, obsoleto e irrisorio presupuesto que asigna a la Universidad Pública, menos del 0,5% del PIB, por el otro le regala la plata de nuestros impuestos, a manos llenas, a sus amigos multimillonarios, los exime de toda clase de impuestos, y destina el 9% de ese mismo PIB a financiar el garrote con el que pretende haber consolidado su seguridad democrática y hasta la extinción del paramilitarismo (si hemos de creerle a Álvaro Uribe Vélez, quien sabe que, como siempre, la mejor estrategia del diablo es hacernos creer que no existe).

Decir que el gobierno desprecia a la educación pública es un eufemismo. Porque es más agresión que desprecio.

Las pérdidas en términos de crecimiento y desarrollo generadas por esta actitud presupuestariamente criminal de Uribe y sus áulicos son y serán de las más profundas y duraderas que pueda sufrir Colombia, y sus consecuencias las arrastrará el país durante largo tiempo.

El saldo educacional en rojo quedará al descubierto durante décadas, mientras nos veremos rebasados profesional, técnica y científicamente por la competitiva marejada de egresados surgida de los sistemas de educación verdaderamente superior del resto del mundo.

"Países más pobres que el nuestro, como Malasia, han tomado la decisión de salir del subdesarrollo invirtiendo en educación superior mínimo el 2,5% del PIB, mientras que el gobierno colombiano reduce los recursos para el sector a menos del 0.5%", escribe Alberto Acevedo, y añade: "el presupuesto de las 33 universidades públicas es el 2.85% de los recursos para la seguridad democrática".

Malasia, por cierto, es la prueba histórica de que la violencia causada por el descontento social sólo puede ser vencida cuando lo social se ve contento. Fue a punta de semillas, de palma de aceite, y no de balas, como el gobierno malayo logró acabar con una de las subversiones armadas más violentas de Asia a finales de los 60.

Un buen profesor hace más por la paz que veinte regimientos.

¿Cuándo caerá en cuenta el gobierno colombiano de que es más rentable matar el hambre que a los hambrientos? Una cosa parece segura, y es que eso jamás sucederá bajo el mandato de Uribe Vélez.

No hay que ignorar que quienes han secuestrado la desgarrada bandera de los hambrientos en Colombia son los integrantes de otro cartel mafioso muy rentable, beneficiarios del status quo y del mexican stand- off con el gobierno, es decir: la guerrilla, la monstruosamente deforme izquierda armada. Eso es innegable.

Pero no lo es menos que mientras el gobierno adquiere con nuestro dinero toda la tecnología obsoleta de guerra rentablemente desechada por los gringos, gracias al pretexto ofrecido por la farsa llamada "Guerra contra las drogas" y por los hampones que capitalizan el descontento social, ni siquiera asigna lo suficiente a las universidades públicas para atender necesidades tan básicas como salarios, pensiones y atención de la deuda.

No hablemos ya de mejoramiento de la calidad de la educación, de la infraestructura y de la dotación. Eso ya es un sueño dentro de otro sueño, aunque para Uribe sólo sea una pesadilla.

Pero, por muy bajo que hayamos caído, la cosa todavía puede empeorar.

Cuatro años más de lo mismo bastarán para darle el puntillazo final al tema.

¿Recuerdan aquella famosa y arrogante frase de Bolívar, en la que declaraba que Ecuador era un monasterio, Venezuela un cuartel y Colombia una universidad?

Pues bien, si a los implacables esfuerzos del gobierno uribista por sepultar a la educación superior pública sumamos su contubernio con las fuerzas pseudorreligiosas de la derecha cristiana y su radical, retrógrado e hipócrita puritanismo a la hora de abordar debates tan vitales como el del aborto o tan actuales como el del uso terapéutico de la marihuana, descubrimos que cada vez tenemos más de cuartel y de monasterio y menos de universidad.

Universidad Pública Colombiana, QEPD, Requiescat In Pace.

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